jueves, 3 de abril de 2008

The Loka


Cuatro chicles en seis horas es bastante presumir. Presumo que estoy hecha un nudo de decisiones que no tomo. Están como tarjetas sobre la mesa de noche. La mesa de noche que me hizo el abuelo depravado. Como el degenerete que salió en las noticias. Pero lleva mi sangre. Mi sangre es negra, lo sé porque una vez me sacaron harta. Tenían que hacerlo porque la hepatitis así lo decretó. Como los decretos ley que sacan los presidentes de este fokin país. Me gusta decir fokin país, aunque hace tiempo un presidente no saca ni un solo decretito. Ni por jugar. Ayer jugué a la doctora. Me dolía la cabeza. Y también el oído izquierdo. Y mi garganta. Me tomé a lo largo del día cuatro dipironas y tres ibuprofenos. Me faltó molerlos e inhalarlos. Pero ya dejé todas esas c0nductas sensatas de los viernes por la tarde.

Vuelvo a las tarjetas. Las miré un rato y me aburrí. Por qué hay que tomar tantas decisiones. Y quién me está apurando. Me doy vuelta y no veo a nadie. Pero a penas dejo de mirar, siento dos manos que me zamarrean los hombros para que me apure. No quiero. Quiero nadar y comer helado. En el verano lo mejor son los helados, pero cuando tienes 10. Después de eso ya hay niñas que no comen helados. Se ponen anorexicas. Yo fui semi anorexica, pero me aburrí. Hay que cerrar la boca y morir. Eso no tiene sentido. Porque parte de mi ritmo sanguíneo me murmulla. Me murmulla y me grita que abra la bocota y coma y pruebe y saboree y si no me gustó algo lo escupa. Pero no como las bulímicas. No hay que ser tragona. Hay que saborear primero. Ir de a poco. Es más fácil, es mejor.

1 comentario:

dEsoRdeN dijo...

Yo aye tomé ibuprofeno que me recetó el dentista y me puse todo hinchado, pues contiene una sustancia a la que soy alérgico. También estoy comiendo mucho helado para cerrar cicatrices. Sea como sea, cuando saboreas todo es mejor. Te dejo un beso para que pruebes...