viernes, 20 de abril de 2007

Welcome to Tijuana...

La fiesta hasta el momento estaba buena. Tequila y bastante 'yelba'. Mucho baile a ojos cerrados y sola. El motivo no importaba. Si era un cumpleaños de alguien que no conocía. O una despedida de hija-que-se-va-al-extranjero.
Pero Intoxic celebraba algo. Era una fiesta privada. Y la estaba viviendo hace algunos meses. Estaba s.o.l.a. Según otros no es motivo para festinar. Pero qué más daba. La proliferación a su alrededor de monos navajeros no la intimidaba. No la preocupaba. Unas pantys negras, una falda negra, una polera roja era suficiente bandera para celebrar su nueva y recien estrenada soledad. Y una mujer sola se huele, dicen. Se percibe, creen. Se siente, piensan.
Toda la marihuana era por cortesía de la dueña mexicanaza de la fiesta. Hay que decir que como buena ciudadana de USA chica, la mexicanaza ofrecía guacamole de primer nivel, nachos, ají bien rojo y bien ardiente. La noche se anunciaba linda. Harta estrella brillando en el cielo. Linda.
Como en toda buena fiesta, Intoxic perdió la noción de la hora. Hace cuanto había llegado? Cuánto había fumado? S.O.L.A. Era mucho al parecer. Así que cansada de suficiente soledad buscó en la semi oscuridad. Y encontró un pedazo de aguacate bien apetitozo.
No muchos preámbulos se necesitan para concretar una buena ensalada íntima. Pero esta vez Intoxic quería platicarrrs. Un rato, wey. El nuevo amigo amenizó ofreciendo una pipa. Quería hacer la paz? Miss Intoxic aceptó. De lo que hablaran poco importaba. Porque ese hombre no la iba a escuchar realmente. Ese aguacate de 30 años no miraba sus ojos cuando le decía "sí" "claro" "ya". Y la Intoxic no había hablado mucho esa noche mexicanaza. Sus palabras se atoraban en la garganta para salir al aire. Y sin quererlo realmente (porque es patético) habló de su ex, de sus problemas, de su ex, de su ex, de su ex... de sus problemas.
La noche estaba buena para salir huyendo. Pero la Intoxic se quedó. Y una mano de 30 años llevó su fría mano de 19 a una tumba sin flores. Y la mató. La mató. La mató. La mató.
Cuando el sol empezó a picarle en la nariz, abrió un ojo primero y vio todo blanco. Después abrió el otro y se armó mejor el cuadro. Ella en posición de haber sido arrollada por un auto. Sin zapatos. Sola, de nuevo. Con sus fusiles sin carga para levantarse. Y con un dolor que nacía en su cabeza y permanecía ahí, latiendo, en todo el cuerpo basureado, trasnochado y vulnerado por un extraño que dejó caer todo el peso de sus años sobre ella. No hubo equilibrio en esa guerra. Pero Intoxic se cagó de la risa y aunque cada carcajada le dolía hasta lo hondo, no paró de hacerlo hasta que llegó a su casa a barrerse de encima hasta la última gota de organismos ajenos con una ducha.

sábado, 14 de abril de 2007

...

Acostumbramiento. A los almuerzos gentiles. A las risas ahogadas. A las opiniones mesuradas. A la medida católica de clasificar. Al protocolo. A las palabras rimbombantes de la cuñada In. A mirar por el rabillo al cuñado Out. A desear lo inexistente aún. A viajar dos horas diarias por inercia. A fingir orgasmos por inercia. A la precocidad por inercia. A podrirse por inercia. A pedir perdón por pedir más.
Una noche santa. Una buena noche santa se hartó. Se paró en un sexto piso y desde la altura los meó a todos. Cuando el último chorro salió, se dio la vuelta y empezó su vida.
Catarsis, gracias por esa reunión memorable.

martes, 10 de abril de 2007

Never Digas Morir

Estuvo pensando sobre la influencia del rock sobre la vida de ambos.
Conoció al Chiko Monedas bailando en círculos de fuego, pateando el aire, rozando con sus dedos los pelos de sus co-bailantes. Cuando se ejecuta ese baile, el cuerpo responde a las descargas violentas de los instrumentos. No se necesita arte para poder tocarlos. No se pide delicadeza en esa violencia. Es hermosa tal cual es. Sin orden. Sin pautas. A nadie le interesa las notas que se estan tocando. Importa la letra. Importa el odio, la rabia, en lo que llaman Pogo, pensó Miss Intoxic.
Mareada por la jakeka se levantó de la cama y se miró en el espejo. Se notaban las raíces, maldición. Después haría las compras de belleza, pensó aturdida. Y por qué su pieza olía a cigarrillo... Miss Intoxic no fuma cigarrillo, no es sano. Mejor no recordar demasiado.

El reloj decía ¡apúrate! so... se dio una ducha de regimiento y pensó dos minutos en qué estaba limpio para usar esa tarde, mientras gritaban Caramelo de Limón por los parlantes. El zafari organizado ya estaba en marcha.
Elementos para la expedición:
1.- Banano ultra mini, brillante
2.- Cohetes Voladores corto alcance (no cigarrettes)
3.- Sucio Dinero
4.- Delineador negro para párpados
5.- Lápiz rouge para cuello ajeno. Nunca falla
6.- Dientes afilados, por si acaso
En la esquina de siempre la esperaba Chiko Monedas. Había sol sobre su pelo y en la mano sostenía, como si fuera un ramo de flores, una empanada de mariscos. La semana santa se respeta, pensaba. Abrió su chaqueta azul con un abrazo y en el fondo oscuro leyó Fun People. El siguiente destino. Eso es irrespetuoso para estos días, opinó la Intoxic. Y se rieron un rato de los panoramas comunes que hace rato compartían.
Tomaron el metro, es menos rabioso para llegar. Estación Cumming. Plaza Brazil Muchachooos! Galpón "Sauna Corporal" Víctor Jara. Dinero. Entrada despejada. Golpe de calor. Cambio de temperatura. Y Nekro al final rabiando feliz. Angustia No No. Sí, sí, es un recital. Le cambia la cara a Monedas, cantando con las manos, piensa Miss Intoxic.
Lo curioso es la increíble flora en la que ambos se internaron. Fauna con sed y calor. Gruñido acento argentino dando vueltas por ahí. Cachorros y cachorras con sus caras perforadas. Pelos de colores alegres como el vino. Mucho grito y "los precisos", como suele decir Chiko Monedas. Cada nuevo olor estimulando sus cavidades nazales. Como perros de caza siguiendo el rastro de los diferentes humos. Algunos refugiados en los rincones sombríos, besando a la hembra que la droga les hace ver. Algunas se creen gatas melosas, maullan al oído. Hay otros que cierran los ojos y cantan, pero corren peligro de ser golpeados por la mitad en frenesí que habita el lugar.
El terreno es apto para armar esos cohetes. El Chiko Monedas deposita la carga en las manos de Miss Intoxic. El fuego casi quema sus pestañas. El humo hacia el interior. Después de eso eran todos amigos.
El dueño del recital se hace llamar Boom Boom Kid, pero también cantó su pasado como Nekro, el vocalista ambiguo de Fun People. Y en honor a ese repertorio mezclado que ofreció para asegurar el éxito, Never Digas Morir.
Todo terminó antes de lo previsto. No querían desordenes en semana santa.