jueves, 29 de mayo de 2008

Diseccionada


La brisa que nos toca la cara en este antro es salvadora. Salvadora de nuestro pellejo acalorado y asfixiado por los humos de las bocas fumadoras. Yo sé que tú fumas, pero lo haces hacia el lado. Además, fumar es uno de los actos que te queda bien. Puedo ver que no has olvidado cómo hacerlo, cerrando un poco tus ojos y arrugando la frente. Apartas el cigarro de una forma violenta que no me espanta.
Esta noche no he hecho más que moverme al ritmo de la vieja ola. Me permito movimientos más cadavéricos que otras noches negras porque hoy fue un día especial. Fue un día donde descubrí que sentir amor se paga caro. Pero el precio no importa, muchos estamos dispuestos a pagar lo que sea, aunque esto signifique la vida misma. O algo peor, estar distanciados.
No importa, yo y mi coreografía de la muerte no queremos saber de esas reflexiones en esta noche. Queremos rockanrolear a todo lo que dan las venas. Así que te regalo una vez más mis brazos y mis piernas forradas de luto alegre. Como todas las noches negras, te regalo lo que soy, lo que tengo, lo que puedo hacer sobre esta pista. Y saco por mi boca las mariposas que guardo en el estómago, que cantan para ti las letras de esas canciones.
Siempre es igual y no me aburre. Yo te miro y espero a que me mires. Sonreimos y miramos a otra parte. No sé por qué lo hago si lo que más me gusta mirar es tu esqueleto protegido por músculos que me sé de memoria, como el mapa de nuestras vidas.
Esta noche en la pista no hay nadie que me inyecte ira y no lo habrá más. La he dejado en la casa, amarrada a la guarida del perro, porque es ahí donde no molestará a nadie. Y tú también debes dejar a tu ira encerrada y condenarla al exilio por cada uno de los días.
Cuando termine el baile me voy a ir a mi casa y tú a la tuya. Vamos a caminar como sólo nosotros sabemos, vamos a vivir las calles que nadie quiere vivir, vamos a usar la locomoción colectiva y nos va a seguir el peligro. Esa es la forma que hemos cultivado y la repetiremos hoy.
Más tarde mi organismo diminuto va a descansar, va a dormir. Pero sé que mi mente va a estar contigo, porque eso al menos nadie puede negarmelo. Y tienes que saberlo. Mi mente no está ni ahí con nadie más.

2 comentarios:

0-catatonica-0.blogspot.com dijo...

wina wina mi sangre ,,,arriva los corazones no mas.
tinimos q puro salir a disfrutar la ciudad

te kero una tonelada desgraciada

adios

Rana, la reina de la cumbiana.

dEsoRdeN dijo...

Joder! Es triste, pero me ha encantado tu manera de contar la historia.
Besos renovadores (de aquí a una semana veré a Radiohead!!!)