jueves, 15 de mayo de 2008

t.r.e.s.


La casa está vacía. El closet está lleno. Y en la ciudad, que no veo hace días por mi maldito encierro, debe andar el Valioso. A ese le gusta andar con flores en la mano, por si acaso encuentra a quien dárselas. Sobre todo en un día como hoy. Un día marcado con saliva y dientes en el calendario. Y todo porque el amor no tiene frenos. No hay frenos para ningún tipo de amor. Sólo la muerte. Y de eso también dudo. Pero el Valioso no duda. Sólo sabe caminar con flores azules y saludar a los perros negros y blancos. Y se compra un boleto de micro para recorrer la ciudad y con su radar buscarla. A la destinataria. A la que hará de florero. A la que comprará su estrategia azul.

Hoy son tres, pero han pasado corriendo la maratón, casi sin verlos. Los tres se me fugan de la mano y me bailan en la cabeza como palitos. Tres palitos cojos que se burlan de la mala suerte y las probabilidades, que se clavan en los prejuicios y los vaticinios del vaticano.

Tiempo para redecorar también. Redecorar las tuberías y la casa vacía. Y el closet con vestidos que no me voy a poner. Los dejo ahí porque soy avara. Avara de años, cuchicherías, papiruchos, pasteloñis, arrumakios y vestiditos. Con eso YO soy feliz.

2 comentarios:

0-catatonica-0.blogspot.com dijo...

xiii como que avara yo siempre heredo tu ropa jaja x eso somos amigas xq nos prestamos ropa

dEsoRdeN dijo...

A veces la felicidad es simplemente un vestido rojo
besos (y paciencia con tu encierro)