
En un rincón de la ciudad capitalina siempre está temblando. Un ritmo furioso de corazón acaballado determina los pasos de una pequeña persona roja. Ella busca detrás de cada esquina a su Canis Lupus. Un perdido sin jauría. Sabe que con su aullido calmado, sus lamidos y sus pocas pulgas la vida es más auténtica, más verdadera. La tierra tiembla bajos sus zapatos de verano y por un momento pierde el sentido. La cesantía, el calor, la sed y las voces del pasado quedan muy lejos. Las manos buscan en que afirmar al resto del cuerpo. Los dedos sienten un pelaje distinto, tejido a su medida. Lo ha encontrado. Esta vez estaba tres cuadras más abajo.
2 comentarios:
Y te dibujó la LunA en un trozo de papel ...*... Buenísimo también!! älemadonna
Aaauuuuuuuuuu!!!!
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