lunes, 2 de febrero de 2009

canus lupus

En un rincón de la ciudad capitalina siempre está temblando. Un ritmo furioso de corazón acaballado determina los pasos de una pequeña persona roja. Ella busca detrás de cada esquina a su Canis Lupus. Un perdido sin jauría. Sabe que con su aullido calmado, sus lamidos y sus pocas pulgas la vida es más auténtica, más verdadera. La tierra tiembla bajos sus zapatos de verano y por un momento pierde el sentido. La cesantía, el calor, la sed y las voces del pasado quedan muy lejos. Las manos buscan en que afirmar al resto del cuerpo. Los dedos sienten un pelaje distinto, tejido a su medida. Lo ha encontrado. Esta vez estaba tres cuadras más abajo.

2 comentarios:

Ale dijo...

Y te dibujó la LunA en un trozo de papel ...*... Buenísimo también!! älemadonna

dEsoRdeN dijo...

Aaauuuuuuuuuu!!!!