Cuando llegó a su casa, en la parte mal vista de la ciudad, tomó el frasco de azul de metileno y se lo metió entre los dientes. Mordió con fuerza y el jugo helado le adormeció en one, two, three la lengua. Después sonrió fente al espejo y volvió a ser tan andrajosa como antes, como su casa andrajosa, su mente andrajosa, su ideología andrajosa, sus relaciones andrajosas... De esa forma iría a verlo y le diría: hey! te dedicaste al matonaje político desde bebé!
*Si Modern Girl la ayudaba, saldrían de ahí con vida.
1 comentario:
Y se salvaron, verdad?
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