Casi nunca se peina la Miss Intoxic. Cuando está sola, sin nadie que se pueda burlar, se desenreda la casa de pájaros que tiene allá arriba. Esa que a veces amanece café y otras color cobre. Pero que con el sol a su favor siempre será colorina.
Ahora es fácil mirarse al espejo, está consigo misma. Revisa las pecas, tal vez le han salido unas cuantás más que el año pasado. Se toca la nariz y la boca chica, esa que es el colmo de los dentistas. No siente la edad que tiene, piensa. Se siente infinitamente menor.
Aunque haya bastantes versiones de su vida, ella sabe bien qué puede contar dentro de su bolso de la experiencia. Hace poco que dejó de sentirse jodidamente sabia. Ya las cosas que ha hecho no tienen el mismo valor.
Pero no importa, de algo le ha servido probar muchas cosas, no pensar y actuar. Ahora es más calmada la vida. Mide todo. Las distancias, los costos, el placer, la rabia, la alegría, la comida, la bebida. Será una hibernación este momento? Será que está preparando y esperando esa culminación? El fin se acerca, sólo que la espera es matadora. Y hace pensar casi siempre huevadas frente a un espejo.