martes, 27 de marzo de 2007

Quiero un zafari organizado


Un hombre compartió la mitad de su manzana verde con el obrero del lado. Fue así: sacó la fruta verde de su mochila negra y con la otra mano sostenía el arma blanca que la rebanó por la mitad. Maravilloso. El calor de los carros del metro provocó las miradas bestiales de los viajantes vecinos al generoso. Miss Intoxic miró con sed esas mitades. Pero el calor tenía sus ideas paralizadas. Del centro a la PerriferiA. De la PerriferiA al centro. El verano es más seco cada año. Pero no puede dejar la ciudad. No puede dejar de pertenecerle. Y el metro ya no es el mismo de ayer, pensó. Dámari Rijo, de 21 años, la salvó de sus tardías conclusiones con Lo Que Va Quedando. Pero esas 100 palabras no le iban a durar todo el camino. Tocó su mp3 en el bolsillo, pero aún no estaban reconciliados. En la mañana se había enojado con su playlist, pero ya era hora de intentarlo otra vez. Lo que pasa es que había metido mucha canción rosa y lo que le pedía su cuerpo a las 9 de la mañana era algo más 'harcor'. Increíblemente a las 18 horas se había desenojado y sedada y transpirada y acalorada hasta las masas tarareó la Dulce Paranoia Azul del chikö monedas hasta llegar a su casa.

Esa noche soñó con el metro humeante, las manzanas lejanas, las páginas de una revista, las calles sin paraderos y se tranquilizó cuando al despertar oyó el repicar del aguacero veraniego contra su ventana. Aún le quedaban 40 minutos por dormir. En vez de eso se puso a planear cómo transformar el siguiente día en un zafari organizado.


Sergio Paz, el que escribió Stgo. Bizarro, tiene un mandamiento: Paz se embala y después, mucho tiempo después piensa en las consecuencias.

viernes, 16 de marzo de 2007

Un dulce juego


Se escondió detrás de la puerta para escuchar. Estaban peleando. El hijo y el padre. 12 contra 43. No había justicia. Castigo, por qué, portazo. El padre ni siquiera la vio. Entró y lo vio sentado en la cama con la expresión de quien guarda en el puño diez kilómetros de ira. Incomprendido? Eran dos. Sentados en el borde de la cama se miraron y se rieron juntos. La paranoia en esas relaciones primo y prima excita más. La paranoia y la complicidad. Se sintió como una madre y le arregló el pelo que tenía en la frente. Bajó los dedos hasta su boca de labios morados. Esas alfombras la llamaban y ella acudió. Se besaron y se pusieron rojos. Pero la paranoia y la complicidad es más fuerte que el peligro. El de 42 se había ido. Todo los empujaba a saltar por el abismo y caer en las aguas turbulentas de aquello semi desconocido a sus edades. No habían leído el Kamasutra. No habían sido por nadie amados. Estaban In-tocados. Estaban Ex-tasiados con la cercanía del otro. Qué mierda!

Fue una tarde de marzo, como este marzo del hoy. Hacía calor tal vez. Y voló el uniforme escolar. 12 contra 14. Mucho Es-torbar esa ropa que no tenía mucho que cubrir. No exuberancias. No abundancias. Por eso todo era simple. Quiero probar tu piel---> disparó todas sus armas esa tarde de marzo sobre la cama. Se bañaron en sangres ajenas. Después de todo es un juego. Y ella había llegado reloaded de su viaje a la playa.

Miss Intoxic y ParienteConsanguíneo. Después de todo es un dulce juego. Se fue a su casa, la esperaban para tomar once. Pan con palta y una taza de té.

miércoles, 7 de marzo de 2007

Inocente Intoxic

Miss Intoxic nació a los catorce años. Lamentablemente de cuerpo representaba 12. Y era verano. Usaba vestidos naranjos y celestes, como el color de los bebés hombresísimos. Tenía catorce, como ya dije, y en su mente viajaban los Fiat 125 por las autopistas que cobran tag. Y en medio de tanto movimiento febril, Miss Intoxic estaba enamorada del reflejo lento del sol en los rulos de Diminuto Hombre. Su diminuta presencia en una diminuta playa la intoxicó. El lucía orgullosos 16. Intoxic no lo sabía y lo vio como una presa fácil.
Error. Diminuto Hombre, aunque la había tazado, la había despreciado. La explicación: él buscaba sólo gatas de su misma edad. Miss Intoxic no era gata, pero ese no fue ni sería jamás su estilo. Sí tenía guardados bajo sus vestidos unos misiles antibuques Exocet, de corto alcance. El asunto es que Intoxic jamás había dado un mísero beso en su vida. Sus acercamientos sexuales se reducían a una vez que un pariente mayor le mostró su pene bajo las sábanas o de aquellas violaciones que solía hacerle a los 5 años a un muñeco de plástico. Era una mariposa inmaculada.
Muy inexperta devoraba todo lo que la literatura podía enseñarle sobre las artes del amorsheshual. Siempre a escondidas. Leyendo con linterna debajo de las sábanas.
Aquel día Intoxic había estado leyendo unos pasajes eróticos de Eva Luna, perfecta literatura afrodisíaca, en la que un hombre turco con labio leporino era por primera vez besado por una joven 20 años menor. Muy Excitante.
Estimulada por la tinta de las páginas, Miss Intoxic caminó furiosamente hacia DiminutoH. conteniendo esos Exocet. 500 mts --> 300 mts --> 100 mts --> Mano se dirige a su hombro. Mano enpina dedo índice. Dedo a punto del roce. Dedo es detenido por CaradeGabrielPerverso, ángel prófugo que quería conversar una palabrita con Miss Intoxic. F U C K.
CaradeGabrielPerverso a sus 18 había consumido más MaryJane y Psicotrópicos que el hermano Bob. Por donde lo miraran era un tipo lana. Pero por Miss Intoxic fue capaz de dejar su romance con Mary e intentar una estrategia de perversa profanación que duró exactamente dos semanas. Catorce días. Catorce, igual que los años de la inocente Intoxic.
A ella le gustó CaradeGabrielPerverso. Le gustó que la detuviera medio segundo antes de tocar el hombro de Diminuto Hombre. Le gustó que se demorara dos horas en darle su primer beso. Siete en llevarla a una carpa. Y una vez ahí, cinco minutos en sacarle el vestido.
Miss Intoxic se dejaba amarsh. Pero se preguntaba por qué CaradeGabrielPerverso había impedido el contacto con Diminuto. Entonces CaradeGabrielPerverso mientras le lamía la espalda, le murmuraba que sus catorce lo estimulaban. Que sus muslos estaban perfectos para un tatuaje rosa. Que sus ojos de susto incógnito lo enternecían. Que sus besos de caracol baboso lo ponían contento. Que la suavidad húmeda de su boca lo dejaba adictivo. Y juntos se fumaron el mundo y la playa en esa carpa. Tres horas. 'Catroces' tenías?
*Diminuto Hombre limpiaba la arena de sus pies y el sol le pegaba en los ojos.

jueves, 1 de marzo de 2007

Decepción a Poca Luz

Me desespero. Vivo lejos. Disculpa. Soy afuerina. Tú estás dentro. Yo viajo para entrar. Me desespero otra vez. El aparato telefónico era mi vía para acercarme a tu oído loco. Te decía lo que de mi estómago nacía como una bola de fuego que no alcanzó a llegar a ti. Quería enternecerte con mis viajes a la capital sólo para verte. Buscaba trastornaste con mi volada-under-de-región, tal como tú lo hiciste conmigo. Sólo que tú estas adentro. Jeringas, bránulas, el sexo, la farándula y todo eso.
Al parecer hoy son otras las que violentan tu calma nocturna. No sé desde cuando y eso me desespera. Hubiera preferido verte con un hombre, en vez de con ella.
Porque la decepción a poca luz que me atacó la otra noche en la disco me dolió como un raspaje casero, sangriento, febril, sin antibióticos y bien Colonial.
Aborté todo lo que guardaba bajo la falda. Lo que estaba reservando como una Im-bécil de 17 años, villa maría, las condes, algo bien opus. Sí, en eso me estaba convirtiendo. Por vocé.
Pero tú estabas con las jeringas, las bránulas, el sexo, la farándula. Y a mi alrededor las luces moradas, rojas y parpadeantes.
Por eso es que vi en colores cuando la besabas como en Ex-tasis. La lamías como un Tras-tornado. La rozabas como si no hubieras cerrado bien tu bragueta. Mi corazón trotaba como un Agré-sor. Y yo vomitaba a un lado de la pista de baile. Lo único alucinógeno era ver mi vómito en colores morado, rojo y parpadeante. La poca luz me cofundía. Pero la decepción me encabritaba. Limpié mis labios. Sorbetié mi nariz. Tragué. Y caminé.
No me viste llegar a tu lado. No me viste levantar la mano-derecha. No entendiste nada cuando tomé tu mentón con mis dedos y lo giré rápido hacia mi para que me vieras la cara húmeda de lágrimas patéticas. Balbucié un torpe 'chao'. El último chao de nuestras vidas.
Antes de que ella se diera cuenta de algo yo había volado al otro extremo de la pista. Me perdí entre los cuerpos negros, bacilantes y En-piscoleados. Choqué con el 97% de los que elegí de antemano para chocar, llorando, como en la peor telenovela teenager de canal 7.
No te he vuelto a oir. Alguna vez he marcado tu número, pero después corto. Cuando me meto en la ducha te mando maldiciones vía thinking of you.

*Para vocé, chika de los nuevos comenzares, me caes mal.*